Fundación de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM)

En 1918, se fundó la CROM, una de las primeras grandes centrales obreras del país. Bajo el liderazgo de Luis Napoleón Morones, la CROM se alineó con el gobierno de Álvaro Obregón, lo que le permitió ganar influencia y consolidar su poder. Sin embargo, también se le criticó por su cercanía con el gobierno y por actuar en ocasiones más como un brazo del Estado que como una defensora de los trabajadores.
La CROM surgió con el apoyo del gobierno revolucionario, que buscaba una organización que pudiera canalizar y controlar el movimiento obrero, asegurando que no se desbordara en acciones que pudieran desestabilizar al nuevo régimen. Bajo la influencia de Morones, la CROM se convirtió en un instrumento del gobierno para mediar en los conflictos laborales, a la vez que consolidaba el poder político y económico de sus líderes.
Durante los años 1920 y 1930, la CROM tuvo un papel predominante en la política laboral y en el desarrollo del sindicalismo en México. Fue una de las organizaciones más poderosas, ejerciendo una gran influencia en la política nacional. Sin embargo, esta cercanía con el poder también le generó críticas, ya que muchos la veían como una herramienta del gobierno más que como una auténtica defensora de los intereses de los trabajadores.
Con el tiempo, el poder de la CROM fue disminuyendo, especialmente con el surgimiento de otras organizaciones sindicales que representaban diferentes intereses y enfoques dentro del movimiento obrero mexicano, como la Confederación de Trabajadores de México (CTM), fundada en 1936.

La fundación de la CROM marcó un punto importante en la historia del sindicalismo en México, al establecer una base organizativa para los trabajadores, aunque también dejó un legado de controversia debido a su estrecha relación con el gobierno y su rol en la política nacional.